lunes, 16 de julio de 2012

Historia 1.0 Capítulo 53

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Capítulo 53: El Rayquaza oscuro y su devastador poder. 

Jorge, Hipotenusa, Raúl y Carla atravesaron la ciudad hasta el Parque Sagrado. Todos los policías corrían hacia este lugar.
Ya antes de llegar, entre los edificios, pudieron ver un gigantesco Rayquaza que estaba destrozando los alrededores del parque. Su piel era extrañamente grisácea en vez de su característico verde oscuro.
Rayquaza negro antinatural del Jefe Rock
-¡Dios mío! ¿Eso es un Rayquaza?- se sorprendió Hipotenusa conociendo por fotos al legendario.  
Los cuatro amigos se apresuraron en llegar y se  encontraron con el parque reducido a ruinas y las calles que rodeaban el parque destrozadas. Farolas tumbadas, vallas deformadas, ventanas rotas y un largo etcétera de destrozos que aumentaba.
-¡Cuidado!- Jorge se lanzó al suelo con Hipotenusa para esquivar una farola que se venía abajo- ¡Ay!- se tocó el abdomen.
-Gracias pero la próxima te salvo yo a ti. No estás para muchos trotes.
En el centro del Parque Sagrado, delante de los restos de lo que parecía un pokémon legendario, se encontraba el Jefe Rock disfrutando de todo lo que sucedía.
-¡Tú! ¡Pero si estabas muerto!- el Jefe Rock abrió los ojos incrédulo ante lo que estaba viendo.
-¡Estoy muy vivo para patearte el trasero!
-Ya todo da igual. Por fin he conseguido invocar este Rayquaza oscuro. Controlaré toda la región y después ¡todo el mundo! La gente se arrodillará ante el Jefe Rock.
-Deja de soñar. ¡Adelante Sealeo!
-¡Vamos Manectric!
-¡Tú también Squirtle!
-¡Vamos querida Espeon!
-No conseguiréis nada con eso. ¡Ven Rayquaza!- el gigantesco pokémon en tonos oscuros obedeció al Jefe Rock y se colocó sobre él creando una ráfaga de viento.
-Es más grande de lo que parecía, queridos…
-¡Rayquaza usa Interferencia!- ordenó el Jefe Rock seguro de sí mismo y de su monstruoso pokémon.
-¿Qué ataque es ese?
-Lo miraré en la Pokédex- pero la Pokédex no se encendió. No funcionaba.
El Jefe Rock emitió una gran risotada- Con este ataque, ningún aparato electrónico funcionará. Incluidas vuestras poke ball.
Jorge intentó sacar otro pokémon o regresar a Sealeo a su ball pero era cierto lo que decía el Jefe Rock, al presionar el botón no se hacían grandes.
-No importa. Debemos confiar en nuestro pokémon. ¡Sealeo Rayo Hielo!
-¡Manectric usa Rayo!
-Squirtle nosotros también. ¡Pistola Agua!
-¡Espeon, querida, Psicorrayo!
Todos y cada uno de los ataques hicieron blanco en Rayquaza.
-¡No le hemos hecho ni un rasguño!
El monstruo, muy alejado del poder del verdadero Rayquaza, ni se inmutó ante aquellos ataques bien dirigidos.
-¡Rayquaza Hiperrayo!
Jorge y los demás junto a los pokémon tuvieron que echarse al suelo y esquivar el poderoso ataque que desintegró la verja del parque y la acera, creando toda una zanja humeante.
-Es vuestro fin. Mi Rayquaza es invencible. Rendiros y suplicar por vuestras vidas.
-¡¡NUNCA!!- gritaron los cuatro jóvenes.
-¡Sealeo Ventisca!
-¡Manectric Trueno!
-¡Squirtle Pistola Agua!
-¡Espeon Psíquico!
Pero fue inútil. Rayquaza era demasiado poderoso para ellos.
-Rayquaza Rayo Absorción.
El pokémon tenebroso les arrebató toda la experiencia a los pokémon de nuestros amigos retrocedieron en su nivel. Sealeo, Manectric y Espeon regresaron a ser Spheal, Electrike y Eevee, respectivamente. Ninguno de los cuatro pokémon tenía ni una gota de experiencia. Todos los combates y batallas realizadas durante todo este tiempo habían sido eliminadas de la mente de los pokémon.
-¿Cómo vamos a luchar ahora, queridos? ¡No recuerdan ni un ataque certero!
-No hay nada que hacer… Hemos perdido…
-Este es nuestro fin… no podemos continuar…
-¡NO! ¡No os rindáis!- Jorge los miró fijamente a los ojos- Nunca permitiremos que el Jefe Rock destruya nuestra región y el planeta entero con su Rayquaza. Todo el daño que ha hecho el Equipo Rock no puede quedar impune. Nos ha intentado robar, separar, ¡matar! ¿Acaso vamos a dejarle el camino libre para que siga haciendo lo que quiera?
-Pero querido, ¿cómo vamos a hacerlo?
Una figura entre las nubes de la noche apareció lanzando una Llamarada enorme. Se trataba de Josep montado en su Salamence.
-Así que teneis refuerzos. ¡Acaba con él Rayquaza con Hiperrayo!
Pokémon y entrenador sufrieron las consecuencias de su osadía y aterrizaron de malas maneras cerca del grupo de amigos.
-¡Josep!
-Impedidlo, teneis que impedir que ese hombre siga con esto- apuntó Josep muy dolorido al igual que su Salamence.
-Tenemos que seguir chicos, nunca nos hemos rendido ¿y lo vamos a hacer ahora?
-Jorge tiene razón. Debemos usar hasta nuestro último ápice de energía-  respondió Hipotenusa colocándose junto a Jorge.
-¡Sí! No debemos venirnos abajo pase lo que pase. Los cuatro unidos junto a nuestros pokémon debemos seguir hacia adelante, nunca hacia atrás.
-Esta es nuestra lucha, queridos, y la ganaremos. Hemos llegado muy lejos como para abandonar a la primera de cambio.
-¡¡Lucharemos hasta el final!!- gritaron los cuatro amigos unidos con sus pokémon dispuestos a aguantar lo que les echaran encima.
De pronto y a gran velocidad, surgieron unas luminosas esferas. Concretamente en Pueblo Arcoíris, Ciudad Hayedo, Ciudad Patóloga y Ciudad Retorno. Venían de los cuatro puntos cardinales.
Las esferas de colores surcaron el cielo y descendieron en Ciudad Lucida en las manos de nuestros amigos.
-¿Qué es esto? Tienen forma de ball- Jorge no sabía exactamente que tenían entre sus dedos. Era de un color azul celeste.
-Nunca antes había visto algo así, queridos- señaló Carla con de igual aparencia pero rosada.  
-Parece que hay algo dentro de ellas- apuntó Hipotenusa con otra en tonos amarillos.
Articuno, pokémon en el
que se había transformado
el Sealeo de Jorge
Parte de su luz alcanzó a los pokémon, devolviéndoles todo lo perdido. Spheal regresó a ser un Sealeo, Electrike volvía a ser Manectric y Eevee un majestuoso Espeon. Además habían recuperado todas sus energías.
-Me parece que son las Ball Legendarias- apuntó Josep estupefacto levantándose con dificultades- Es lo que vi en la Gruta Sellada y estuve estudiando con ayuda del Profesor Galache. La leyenda cuenta que cada una de ellas representa el alma de un pokémon legendario. Pensé que eran una leyenda.
-¿Las Ball Legendarias? No me hagáis reír. Eso es solo una vieja leyenda y lo que quereis es confundirme con un teatro barato. ¡No conseguiréis nada con eso! ¡Ataca Rayquaza!
-¡Adelante ball!- los cuatro amigos confiaron en las ball sagradas y decidieron jugársela con aquella baza. Los cuatro pokémon fueron atrapados por ellas. A continuación surgieron de los destellos de colores convertidos en pokémon legendarios.
Raikou, transformación
del Manectric de Hipotenusa
Sealeo era ahora  un majestuoso Articuno, el pájaro del invierno; Manectric se convirtió en Raikou, el perro de la tormenta; Squirtle en el poderoso Kyogre, el señor de los mares; y la Espeon de Carla se transformó en una bella Latias, la dueña de la mente.
-¡Pero esto es imposible! ¡No puede ser cierto!
-Te venceremos Jefe Rock. Cueste lo que cueste- Jorge le señaló con el dedo con sus amigos a izquierda y derecha- ¡Acabaremos con tu monstruoso pokémon de oscuridad!
-¡Nunca! Me ha costado mucho reunir el dinero necesario y los conocimientos requeridos para construir esta máquina y crear al pokémon. ¡No permitiré que unos mocosos como vosotros acabéis con todo ello!
Jorge y los demás no se habían percatado de una extraña máquina de acero con luces y transformadores situada tras el Jefe Rock.
Kyogre, tranformación
del Squirtle de Raúl
-¡Articuno Rayo Hielo!
-¡Raikou lanza tu mejor Rayo!
-Kyogre necesitamos un buen ataque de agua. ¡Hidrobomba!
-¡Latias, querida, utiliza Dragoaliento contra esa máquina diabolica!
La máquina que emitia destellos oscuros fue destruida en mil pedazos en una explosión con la esperanza de acabar con aquella locura. El Jefe Rock emitió una carcajada de superioridad tras los ataques.
-¿No debería haber debilidato al Rayquaza, queridos?
-O al menos dejar de seguir obedeciendo al Jefe Rock- respondió Raúl comprobando que el oscuro legendario seguía a su lado.
Latias, transformación
de la Espeon de Carla
-La máquina solo era para invocar a Rayquaza en el seno del mal y la oscuridad. Ahora mismo Rayquaza se vale por sí mismo y solo me escucha a mí, su señor. ¡Rayquaza Hiperrayo!
Los cuatro pokémon legendarios reencarnados, Articuno, Raikou, Kyogre y Latias protegieron a sus entrenadores con una ráfaga de Ventisca, un Trueno dircto desde las nubes, una lluvia de Salpicar y una muestra de mente con Psíquico.
Gracias a ellos, el Hiperrayo fue frenado y abatido. Nuestros amigos agradecieron a sus pokémon lo que acaban de hacer.
-¿Cómo es esto posible? ¡Rayquaza es el pokémon más poderoso del mundo! ¡¡Mi Rayquaza es invencible!!
Jorge, Hipotenusa, Raúl y Carla querían acabar ya con aquella copia oscura de Rayquaza de una vez por todas y ordenaron a sus pokémon, los verdaderos legendarios, los mejores ataques posibles.
-¡¡Aricuno termina con Frío Polar!!
-¡Raikou es el momento del mejor ataque de tipo Electrico! ¡¡Trueno!!
-¡Kyogre utilicemos mucha agua concentrada! ¡¡Hidrobomba!!
-¡¡Latias usa Bola Neblina!! ¡Ánimo querida!
Desde los aires, ARticuno creó una explosión de viento, frío, nieve y hielo. Subido en una de las ruinas, Raikou invocó la corriente eléctrica más potente de todas directa del cielo. Kyogre cargó dentro de su cuerpo el movimiento y abrió la boca para liberar la tremenda cantidad de agua. Por último, y desde las alturas, Latias creó entre sus manos una esfera blanca. El legendario oscuro estaba rodeado.
Los cuatro pokémon lanzaron sus ataques  y cada uno de ellos atravesó al Rayquaza oscuro. Uno a uno acabaron con sus energías y le ocasionaron graves heridas. Malherido e incapaz de seguir alguna orden del Jefe Rock, se desplomó sobre las ruinas del parque. Rayquaza se convirtió en polvo, había muerto.
-¡¡NOO!! ¡¡Esto no puede estar pasándome!! ¡Yo soy el soberano mundial!
-Rindete Jefe Rock, todo ha acabado.
-¡Esto aún o ha acabado ni mucho menos!- el Jefe Rock no se quería rendir y envió dos de sus pokémon normales- ¡Adelante Rhydon y Aggron!
-No queremos asesinar a tus pokémon como has intentado hacerlo conmigo y con Carla. Abandona esta locura de una vez.
Sin hacer caso a Jorge, el dueño absoluto de hasta entonces Equipo Rock lanzó las ordenes a sus pokémon -¡Rhydon Perforador! ¡Aggron Hiperrayo!
Jorge y Carla acompañados de sus pokémon se interpusieron.
-¡Articuno frénalos con Ventisca!
-¡Latias, querida, Bola Neblina!
Tanto Rhydon como Aggron no eran rivales para los pokémon legendarios.
-Esto se ha acabado. Es tu fin y el fin del Equipo Rock. ¡En este momento termina todo!
El malvado enemigo de nuestros amigos, desmotivado por lo dicho por Carla, se desplomó sobre sus rodillas con la cabeza baja.
Después que los cuatro pokémon regresaran a la normalidad, el Jefe Rock y todos sus compinches fueron arrestados. La organización que tantos problemas y zancadillas les habían puesto en su camino, el Equipo Rock, se estaba desintegrando ante ellos.
El sargento flanquado por el Alto Mando se acercó a ellos y les felicitó.
-Habéis conseguido acabar con el Jefe Rock y su equipo de rufianes. La región de Caroshm os estará agradecida por siempre.
Entre aplausos y vítores de los ciudadanos, que comenzaban a salir de sus casas y refugios, Jorge y los demás se montaron en un helicóptero rumbo a Pueblo Arcoíris.
Ellos y sus pokémon cayeron dormidos por el agotamiento de la que seguro sería su mayor batalla.


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